Cuando el príncipe ateniense Teseo acude a Creta para acabar con el voraz Minotauro, al que la ciudad de Atenas pagaba como tributo anual siete muchachos y siete muchachas, Ariadna, la hija del rey, se enamora del héroe y le entrega un ovillo que lo ayudará a salir del laberinto tras haber dado muerte al Minotauro.
Ambos emprendieron el regreso a Atenas. Teseo la abandonará en la isla de Naxos donde, según algunas versiones, la encontró poco después el dios Dionisio.
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